Como el barro, tus dedos artesanos les moldean su ser y su conciencia. Son esponjas que absorben tu experiencia aprendiendo a vivir entre tus manos. Es muy dura labor, mas no son vanos los esfuerzos sin fin, ni la paciencia, tus alumnos serán tu descendencia, sembrarás sus principios más tempranos. Cuando al verlos crecer, día tras día, y en sus ojos te veas reflejado sentirás la más íntima alegría. Y al final de tus años, sosegado, pensarás que tu vida no es baldía: Hay personas de bien que tú has forjado.
Muy cerca de ti